Ah la ortopedia de los sifones voladores
Grandes narices huecas clavadas en las aspirantes y en los espíritus,
gatillos chocarreros aguantando el exceso,
quebrando pulgares.
Fluido epotizante saliendo por los ojos
para dar lugar a nuevas gotas de luna perra
y a cada rato pancitas de vidrio dorado
estrellándose contra las risas.
Las naifas huachas todavìa no morìan:
estaban repartiendo su piel lastimada por el arte
en estuches tubulares,
amorosamente iguales a porongas.
En eso una vianda lùcida de tres cogotes profanados
da impulso y buen aliento a mi instalaciòn neuròtica.
a punto tal que saco mi cuentaporos
y ma hundo en un divàn de abatatadas,
en un derramamiento de taladros musicales,
en un rìo de franelas de fuego.
Un idolito,
el mas lustroso de todos,
sansebastianizaba a puro lengüetazo
el corazòn de una lunga de ombligo zumbador.
Los demàs, heridos por lo arisco de un perfume,
se apelotonaban en el rincon de los rosquetes
y trocaban de esas limosnas
que se acarician sin ayuda.
Las llamas que lograban escapar
de los frascos mentales
se lanzaban raudas
esquivando sordos cachivaches
y bufas menguantes;
una muerte geométrica
las confunde con un trago
de la terca eternidad.
Dibujan las cenizas
un sueño para todos.
6.28.2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
Lunas perras, gatillos chocarreros.
Las palabras se enredan todas cuando a un Gancia le disparamos a sangre a fría.
Gusto en verte, apretar sifones.
muy bueno, che
el de las naifas, sublim.
GRACIAS BARBOL
APENAS TENGA UNA RATO VISITO TO BLOGUI
UN ABRAZO
Me gustó don!
nos vemos domani
salutti
Publicar un comentario