5.18.2006

El yo se descuartiza con tecnología para nada carnicera,
todo lo contrario,
se trazan fronteras en la piel
con jeringas pequeñas como patas de una mosca
aptas para inyectar sombras de cajón que se abre rara vez.

Auto-agrimensura selectiva
para que los pudores no se aglomeren en racimos,
ascenso a la supèrficie de las partes leves,
desgarramientos que inhalan la frescura circunstancial,
cascada mínimal dibujando arabescos en regiones ingrávidas de la carne,
triunfo y exaltación del ser-livianito por arriba de un rezongo de tablao reseco.

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